jueves, 6 de abril de 2017

Capítulo 23 - El campamento

En estos avatares emocionales nos encontrábamos, cuando llegó la fecha en que Laura debía hacerse cargo de un campamento para adolescentes y jóvenes que organizaba la iglesia.
Gracias a Dios, Laura pudo dejar a un lado las tensiones personales y volcarse al trabajo organizativo y ejecutivo del campamento, que por cierto tuvo muy buenos resultados y cada chico estuvo feliz de haber participado.
Con todo, lo que no pudo resolver el campamento fue la relación entre ella y su padre. Como ambos estaban de una u otra manera relacionados en las actividades, ya sea ella como directora o él como pastor y disertante en algunas plenarias, cualquier malentendido o situación trivial podía convertirse en una cuestión de Estado.

Estando a solas hablaba con la mamá de Laura acerca de la problemática familiar que se vivía, y le mencionaba que de no encontrarse solución aparente, yo estaba dispuesto a hacerme a un lado y retornar a la Argentina. Evidentemente, ella comentó esto a su marido, y fue por eso que una mañana él me invitó a caminar y para mi sorpresa recibí una reprensión bastante fuerte, porque según él, yo estaba siendo un cobarde al tomar esta decisión y no pelear por lo que quería. Supuestamente las cosas mejorarían paulatinamente, y era solo cuestión de tiempo, y que cada uno cumpliera con lo que le correspondía hacer. Ya todo iba a mejorar, aseguró.

Preguntas para interactuar:

¿Qué debería haber hecho?

¿Quedarme y seguir peleando por mi noviazgo, o volver a la Argentina a causa de la mala relación que mi presencia provocaba en la familia de Laura?

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