jueves, 20 de abril de 2017

Capítulo 24 - Código de convivencia

Si bien desde mi primer día en México fuimos recibiendo instrucciones y normativas de comportamiento como novios por parte del padre de Laura, había algunos ítems que iban a establecerse con mayor rigurosidad próximamente.
En sus puntos básicos, el reglamento constaba en vernos tres veces por semana: jueves, sábados y domingos. El jueves iríamos juntos a la universidad a estudiar; en tanto que sábados y domingos tendríamos actividades paralelas en la iglesia.
En cuanto a la oficina de su papá, lugar que compartíamos por razones de trabajo, con Laura solo podríamos juntos por estrictas cuestiones de trabajo, y respetando los horarios laborales.
En caso de exceder el horario, debíamos estar acompañados de un tercero. Y, por supuesto, las cortinas del lugar siempre abiertas para que no hubiera nada que esconder. Y a la hora del trabajo con los jóvenes de la iglesia, se nos pidió que no nos quedásemos a dormir en la misma zona donde durmiera el otro.
Las actividades terminaban tarde, y es peligroso viajar de noche en Ciudad de México; pero no nos quedó otra alternativa que turnarnos intercambiando quién se quedaba alojado en las cercanías del templo, y quién debía volver a su respectivo hogar en horas de la madrugada.

De esta manera quedaba bastante clara cómo debía ser la normativa de trabajo en lo sucesivo.
Laura no estaba para nada de acuerdo, y en más de una ocasión evadimos las cláusulas. En mi caso, aún luchaba por saber cuánto tiempo más estaría en México como para amoldarme a ello.

Preguntas para interactuar:

¿Estarías dispuesto a respetar un Código de Convivencia por amor a tu novio/a? 

¿Sufriste alguna vez este tipo de presiones?

Conoce más acerca de nosotros en www.ministerioenconstruccion.com
Descárgalo ahora mismo -->> http://www.librosconvoz.com/#!/producto/48/