Como todos sabemos, esos malentendidos sentimentales generalmente provocan un quiebre en la amistad, así que esa noche me dediqué a tratar de salvar nuestra amistad.
Inesperadamente al día siguiente, al abrir mi casilla de correo, me encontré con un nuevo mail de Laura… hummm… ¿qué hacer? ¿Abrirlo y sentirme peor de lo que estaba al leer nuevos comentarios sobre mi fallida expresión de la noche anterior? ¿O bien… eliminarlo directamente?
He aquí la cuestión… pero… ¿podría haber resistido la presión de no saber qué decía, aunque quizás fueran palabras no del todo agradables?
Finalmente me arriesgué a abrir el mail y, sin dudas, me encontré con una gran sorpresa.
Llegó el turno de Laura de sincerarse conmigo, y comentarme que aún con la postura y reacción que había tenido la noche pasada, efectivamente ella también tenía sentimientos hacia mí, y aunque era una sensación del todo extraña para ella, debía confesar que yo también le llamaba mucho la atención.
Entre otros detalles, el mail mencionaba que tenía mucho miedo en arriesgarse a avanzar en nuestra relación, ya que a su criterio aún no me conocía demasiado bien.
Allí supe la importancia de su viaje por Bolivia y Perú junto a las decisiones que tomó en cuanto a su carrera como en su vida sentimental.
Preguntas para interactuar:
¿Has dejado pasar la oportunidad de confesarle tu amor al otro por falta de valor?
¿Cuáles fueron esos miedos que te impidieron enfrentar con valor la situación?
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