jueves, 17 de noviembre de 2016

Capítulo 11 - Vivir del aire

Sabiendo que no podía vivir del aire, me encontraba buscando una iglesia donde pstorear. En esto estaba, cuando se presentó otro viaje para ver a Laura.
No cabía duda que cuanto más nos conocíamos, más veíamos la atracción que teníamos el uno por el otro, y la facilidad que teníamos para entendernos y adaptarnos mutuamente.
Pero entre tantas risas y diversión, llegábamos a la conclusión que no tenía sentido seguir insistiendo con este sentimiento, si veíamos que las condiciones para un posible noviazgo no estaban dadas.
Laura debía ir a México a estar con su familia, desarrollar su trabajo pastoral y seguir capacitándose teológicamente. Y yo no tenía paz en mi corazón en cuanto a acompañarla.
¿Cómo que no tenía paz? ¿Cómo limitarme a un simple sentimiento estando en juego uno de los pasos más importantes de mi vida?

El viaje a México hubiese sido algo muy importante, no solo para proyectar nuestra relación, sino para pastorear personas de otra cultura desde un país super estratégico... ¿Por qué no aceptar el desafío entonces? ¿De qué clase de amor estamos hablando cuando está supeditado al hecho de “tener paz”? Y es que parte de las decisiones en la relación entre Dios y el hombre, muchas veces se definen a través de la sensación de paz frente a lo que uno hace, lo cual para unos puede ser muy bueno, y para otros significar un error inadmisible.

Preguntas para interactuar:

¿Qué implicancia tiene la creencia en Dios en la definición de un noviazgo?
Si el enamoramiento es un torbellino de sentimientos, ¿de qué paz estamos hablando?

Conoce más acerca de nosotros en www.ministerioenconstruccion.com

Descárgalo ahora mismo -->> http://www.librosconvoz.com/#!/producto/48/