No era desconocido para mí que Laura disfrutara del rol de hija favorita de su padre en la familia, ni desconocía las ventajas que le proporcionaba eso. Sabía que antes de conocernos, ellos vivían en
óptimas condiciones y conformaban un dúo dinámico perfecto.
Pero claro, posiblemente ninguno de los dos consideró a ciencia cierta qué ocurriría el día que ella quisiera proyectar su futuro con otra persona. Quizás no estaba previsto que ese día ocurriría...
Le hice saber a Laura que a mi parecer la relación que tenían con su padre era enfermiza, que no me parecía sano ni que ella fuera la hija preferida, ni que él tuviera una amistad mucho más cercana con su hija que con su propia esposa.
Como respuesta ella se encargó de hacerme entender que todo iba a estar bajo control, ya que ¡él mismo había aprobado la iniciativa de ponernos de novios!
Sin embargo, sus suposiciones no se cumplieron, y a decir verdad su papá ni siquiera podía superar el hecho de vernos juntos tomados de la mano…
Y aunque Laura insistía en que él maduraría y superaría esto pronto, yo no lo creía posible; y así fue que decidí abortar el plan y volver a la Argentina, ya que era imposible continuar sosteniendo este triángulo amoroso que perjudicaba a todos.
Preguntas para interactuar:
¿Son tus padres celosos?
¿Hasta que punto los padres han de entrometerse en el noviazgo de sus hijos?
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