Laura emprendió su regreso, y llegó muy bien a México, pero ya no pudo adaptarse a la nueva situación de vivir distantes siendo ahora novios.
La mayor incomodidad que sufríamos tanto ella como yo, era la poca planificación que podíamos tener en nuestros desempeños pastorales, pues ambos seguíamos esperanzado que de un momento a otro Dios abriera las puertas para ir a México.
Pensando en esto, en el mes de abril de 2008 aproximadamente, di un nuevo paso de fe, comunicando a la comisión directiva de la iglesia de Rafaela, que en agosto de ese año iría al país azteca… de alguna manera, como fuera.
Esta vez, sí tenía paz, y me sentía seguro de que Dios estaba detrás de todo, y solo era cuestión de tiempo.
Y así fue. De un momento a otro el viaje pudo organizarse, y no solo hubo una iglesia en la cual poder desarrollar mi tarea pastoral juvenil, sino que el proyecto incluía estar como docente en un instituto bíblico y desarrollar actividades juveniles en otros Estados del país por el período de un año, con posibilidad a extenderlo por un tiempo más prolongado.
Cabe destacar, que uno de los 4 pastores de dicha iglesia, era el papá de Laura, quien también sería mi mentor y director en el instituto bíblico donde daría clases.
Asimismo, Laura estaba a cargo del grupo de jóvenes… así que como verán, estaba todo muy relacionado.
Todo se dio tan rápido que, para mi sorpresa, el viaje se adelantó un mes a lo que estaba previsto, y si todo salía bien, ¡el 3 de julio volaría a México!
Preguntas para interactuar:
¿Has viajado a otro país para afianzar tu noviazgo?
¿Cómo te ha ido?
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