Por lo tanto, una vez que estuvimos frente a frente en el aeropuerto su oración había sido contestada, y su seguridad de que Dios aprobaba nuestro amor estaba confirmada.
El siguiente paso a dar como novios, era analizar las posibilidades de casamiento. Y como ya habrán visto, esta decisión dependía del tiempo que el papá de Laura necesitara para aceptar que su hija debía independizarse, cosa que lo tenía sumamente traumado.
Frente a este panorama, una tarde nos pusimos a orar con Laura, pidiéndole a Dios que nos fuera dando respuestas a las incertidumbres. En su caso, ella se atrevió a pedirle que antes de fin de año Dios fuese claro con nosotros y nos hiciese saber cuándo debíamos casarnos y que preparara las condiciones para ello. Y Dios contestó. No de la manera que hubiésemos querido, pero contestó.
Por eso es que Laura me dijo que si volvía a la Argentina, era para casarse, en aquella memorable sobremesa. Otra vez, su oración había sido respondida. El casamiento era nuestro próximo paso.
Preguntas para interactuar:
¿Has buscado la aprobación de Dios en tu noviazgo?
¿Cuánto tiempo de oración han invertido en ello?
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