De no haber una mejoría entre ellos, sentenció que debíamos cortar momentáneamente nuestro noviazgo hasta que él regresara a México y pudiera supervisarnos.
Asimismo, el otro pedido que rebasó el vaso, fue exigirme que no cumpliese con mis responsabilidades pastorales en la iglesia en aquellas oportunidades en que mis actividades coincidieran con las de Laura. Ese fue un golpe muy bajo.
El código de convivencia contemplaba que solo podíamos vernos en las clases del Seminario, en la oficina del Instituto Bíblico y reuniones de la iglesia; pero ahora pretendía que yo cancelara mis responsabilidades en todos los casos en que tuviéramos que vernos. Lo personal ya se había mezclado demasiado con lo laboral, y estaba teniendo sus devastadores efectos.
Preguntas para interactuar:
¿Qué debemos hacer cuando los laboral y sentimental se mezclan?
¿Qué hacer cuando la familia es parte de la actividad laboral y sentimental?
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